No puedo más que sentir una profunda pena por los últimos acontecimientos que han tenido lugar en nuestra asociación. A raíz de la última Asamblea General se han ido sucediendo una serie de hechos a cada cual de ellos más lamentable y vergonzoso. Vaya por delante que esto no deja de ser una opinión personal, la mía naturalmente y que cada cual tiene el derecho y la obligación de tener la suya propia.
Podemos empezar por la misma Asamblea en la que las palabras subieron de tono más de lo deseable, en la que se dijeron cosas poco agradables y en la que nos tuvieron que llamar la atención desde la plataforma porque estábamos molestando y afectando al normal funcionamiento de las diferentes actividades que se estaban desarrollando en ese momento. Parece mentira, pero no estoy hablando de adolescentes o niños sino que las personas que estabamos en la sala éramos adultos, mujeres hechas y derechas. Todas las presentes saben bien de lo que hablo y lo que allí sucedió. La votación de la nueva junta directiva se convirtió en una lucha encarnizada, una batalla más propia de una película de ficción que de la asamblea de una asociación.
A raíz de esta Asamblea y de los acuerdos a los que se llegó, la cosa no ha hecho más que empeorar, pasando de las palabras a las manos y a las denuncias. Increíble. Es un hecho probado que en una democracia no todo el mundo está contento, pero de ahí a defender tus ideales de esas maneras hay un buen trecho. Como he dicho la cosa se ha puesto bastante fea, tanto que la Plataforma Socio Sanitaria nos ha dado un ultimatum, o nos comportamos y cortamos estos problemas radicalmente o nos echan de la Plataforma. Sí, nos echan.
El día en el que la cosa subió más de tono, éramos unas seis o siete personas en la oficina de la plataforma entre las que, desafortunadamente me encontraba. Por tanto, más de una persona fueron testigos de lo sucedido. No es mi intención ahora acusar a una u otra persona, no me va lo de airear las cosas públicamente, que cada cual pregunte a las fuentes que considere oportunas y saque sus propias conclusiones. Haced memoria, escuchad a todas las partes implicadas, fijaos en el comportamiento mostrado por dichas partes, en fin, tened criterio propio. Pero sí me gustaría recordaros que esto es una democracia, no una dictadura. Nadie debería tomar decisiones de manera unilateral.
Una persona tiene el poder que el resto le quiera dar, ni más ni menos.
Irene Romero Parets (socia de AFFAC y secretaria saliente)
